La Ruta Costera del Atlántico (Wild Atlantic Way en inglés), catalogada como la ruta costera señalizada más larga del mundo, está de feliz aniversario. Este mes de abril cumple 10 años convertida en un gran éxito turístico y económico. Nunca antes la costa occidental de Irlanda estuvo mejor situada en el mapa. Un ejemplo de desarrollo turístico transformador que ha conseguido en una década atraer a los viajaros a la escarpada costa occidental de Irlanda —tradicionalmente poco explorada— y ha fortalecido a su alrededor una industria que en la actualidad genera más de 121.000 puestos de trabajo y aporta 3.000 millones de euros anuales a la economía irlandesa.
Atravesando nueve condados, desde Cork, en el sur, hasta Donegal, en el norte (o viceversa, ya que puede recorrerse en ambas direcciones), la ruta actúa además como un importante elemento cohesionador y protector de la autenticidad y la naturaleza de Irlanda. Sus grandes paisajes, el encanto local de las comunidades que viven a lo largo de la costa, junto con su cultura y patrimonio, son sus principales activos y han desempeñado también un papel clave en este éxito.
Sus más de 2.500 kilómetros de belleza panorámica inigualable también han servido de plató natural para algunos de los mejores cineastas y productores de televisión del mundo: títulos como La Guerra de las Galaxias, Normal People, La hija de Ryan o Almas en pena de Inisherin se rodaron aquí.
A lo largo de sus más de 2.500 kilómetros perfectamente señalizados podremos hacer senderismo en alguno de sus 5 parques nacionales, bañarnos o pasear en alguna de las 63 playas con distinción “bandera azul”, explorar una de sus 22 islas, o ver las estrellas en una de sus dos reservas de cielo oscuro. A todo ello se suman innumerables sitios prehistóricos, castillos y casas históricas, faros, iglesias y lugares monásticos, sin olvidarnos de una gran variedad de pueblos y localidades pintorescas, restaurantes foodie, cafés con encanto y destilerías galardonadas internacionalmente. No faltarán animados pubs y numerosos campos de golf. Las posibilidades de disfrute son infinitas.