El sueño de Joyce
El Ulises se publica en 1922 gracias a Sylvia Beach, editora y fundadora de la librería ‘Shakespeare & Company’ de París y es solo dos años después, en 1924, que el mismo James Joyce se pregunta en una carta manuscrita si alguien celebraría algún 16 de junio el Bloomsday (el Día de Bloom, de Leopold Bloom), es decir, el día también en el que el escritor irlandés y su esposa pasearon juntos por primera vez. Y cien años después, vaya si se celebra en Dublín y en el mundo entero.
1954: el primer Bloomsday oficial
Pero quien da vida al Ulises con el primer Bloomsday oficial no es Joyce, sino el artista John Ryan y el novelista Brian O’Nolan, quienes se reúnen el 16 de junio de 1954 para seguir los pasos de Leopold Bloom en la novela. Acompañados del primo de James Joyce, su hermano Tom y Patrick Kavanagh, un poeta y novelista irlandés, recorren las rutas mencionadas en el Ulises subidos en dos carruajes de caballos cuyas riendas llevan los escritores A.J. Leventhal y Anthony Cronin.
Cada uno de ellos asume el papel de uno de los personajes de la novela con la idea de pasar las 18 horas en las que transcurre el Ulises, interpretando las distintas escenas del libro. Levanthal encarna a Leopold Bloom, Brian O’Nolan a Simon Dedalus, John Ryan participa como Martin Cunningham y Anthony Cronin hace de Stephen Dedalus. Su particular homenaje tenía previsto comenzar en la torre Martello de Sandycove, hoy Torre de James Joyce, y acabar en Nighttown, tal y como describe la novela. Sin embargo, según algunas voces, cuando llegaron al centro de Dublín sus pasos los llevaron a un pub donde hablaron de las grandezas del Ulises mientras bebían.
Una ruta urbana, literaria, gastronómica al más puro estilo eduardiano
Desde entonces, el Festival de Bloomsday es una cita de referencia en Dublín, escenario de la novela, hasta donde ese día peregrinan amantes de la literatura y admiradores del monólogo joyceano de todo el mundo, para dar vida a esta obra de arte.
Por un día, las calles de la capital irlandesa y de otras ciudades de Irlanda y del mundo, regresan al Dublín de 1904 con gente ataviada con trajes de principios del siglo XX y sombreros canotier de paja. Personajes entre la realidad y la ficción que disfrutan, se hayan leído el libro o no, de interpretaciones teatrales, performances y lecturas de distintos pasajes de la novela mientras siguen los pasos de Leopold Bloom por la ciudad de Dublín.
Vestidos de etiqueta eduardiana visitan la farmacia Sweny’s en Lincoln Place, el pub Davy Byrne’s en Duke St, el cementerio Glasnevin, la Biblioteca Nacional, la Torre Martello o el 7 de Eccles St, donde vivieron Leopold y su esposa Molly, al tiempo que se detienen a degustar el clásico desayuno joyceano de riñones de hígado de cerdo con té y tostadas o almuerzan sándwiches de queso gorgonzola; un menú puramente Bloomsday.