La ruta costera del Atlántico es un sensacional viaje de acantilados fabulosos y ciudades y pueblos vibrantes, playas ocultas y bahías épicas. Así que, tanto si quieres recorrerlo de cabo a rabo como si prefieres unirte a algún tramo según te apetezca, será una experiencia única en la vida.
 

 

Cabos del norte

Rocosa. Remota. Romántica. Bajo cielos en los que se dibuja la aurora boreal, sigue la curva de la costa desde el punto más al norte de la isla en Malin Head, pasando por el faro de Fanad Head y hasta los magníficos acantilados de Slieve League.

 

 

Costa del surf

Tanto los surfistas en busca de emociones fuertes como las almas sensibles se enamoran de la Costa del surf, donde el golpear de las olas convive con los silencios poéticos. Desde Mullaghmore y Downpatrick Head hasta la tierra de Yeats y más allá, deja que te embargue la inspiración.


 

 

Costa de las bahías

¿Playas solitarias? Las tenemos. ¿Aguas de color índigo? Las tenemos. ¿Colinas con rebaños de ovejas? Las tenemos. La playa de Keem Strand, el fiordo de Killary y la turbera de Derrigimlagh se entrelazan entre los condados de Mayo y Galway en una exuberante muestra de la belleza de Irlanda. La Costa de las bahías te está esperando.

 

 

Costa de los acantilados

Aquí se encuentran los paisajes más increíbles de la isla. Algunos se formaron durante la Edad de Hielo, otros parecen paisajes lunares, y todos merecen un peregrinaje. Descubre paisajes curtidos por el clima y el tiempo: los acantilados de Moher, las islas Aran y el Burren, en todo su esplendor.
 

 

Penínsulas del sur

Las cinco grandes penínsulas del suroeste se acoplan como una melodía perfectamente afinada. Responde a la misteriosa llamada de las islas desiertas de Blasket y Skellig; o trata de vislumbrar en el horizonte el cabo de Mizen Head desde el teleférico de Dursey…

 

 

Haven Coast

Entre la brisa salada del Old Head of Kinsale resuenan antiguas historias de asedios. En lo que fue un centro de comercio vikingo y puerto pesquero medieval reinan ahora la gastronomía para gourmets y los cruceros para avistar ballenas. Al marchar te quedará una canción de marineros en el corazón.